11 de junio de 2011

Ya te puedes olvidar de que un día estuve dispuesta a darte todo y más. Puedes olvidar que no te quería olvidar. No te he olvidado; pero puedes olvidar que te lo he dicho también. Por olvidar, puedes olvidar que un día nos dimos esperanzas, porque lo hicimos. Puedes olvidar que yo empecé a quererte, puesto que ya estoy acabando. Te puedes olvidar hasta de mí, de lo que era y de lo que quería ser. Olvídate de todo, si te apetece olvidar. Y luego, cuando nos vuelvan a presentar no recuerdes que me olvidaste.


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